Hay que ser conscientes de que el boleto es un título al portador lo que significa que cualquier persona puede cobrarlo por el mero hecho de poseerlo. Poco a poco vamos despidiéndonos del verano, sacando las mantas y chaquetas del armario y dejando atrás las largas tardes veraniegas. En pocos meses nuestras mentes pasan de estar perdidas en playas y entornos paradisíacos a dejarnos embaucar por el mágico entorno navideño, y es que, aunque aún estemos despidiéndonos del verano, en algo más de dos meses estaremos rodeados de luces, polvorones y listas de deseos para navidad.
La navidad tiene algo especial, algo que, de alguna manera, saca la ilusión y sueños de las personas, desde los más pequeños que intentan pasar la noche de reyes en vela para oír llegar a los magos de oriente, hasta los mayores de la casa quienes ansían estas fechas con el fin de ver unida a toda la familia, compartiendo anécdotas, risas y tiempo juntos.
Una imagen típica de estas fechas en nuestro entorno son las colas de personas esperando para comprar su boleto de la lotería de navidad, algunos de ellos compradores frecuentes, y otros que únicamente compran la lotería de navidad esperando que la magia que rodea estas fechas les dé suerte, pero es innegable que, quizás movidos por las fechas, entorno y ambiente, se vislumbra una ilusión especial en estas personas.
De igual manera, es usual que familiares, amigos o compañeros de trabajo entre otros, compartan un mismo boleto, ya sea por hacer menor la inversión o simplemente por ser copartícipes de algo que ha llegado a ser prácticamente una tradición para muchos. Partiendo de la base de que es algo positivo que en una sociedad marcada por el individualismo la navidad sea capaz de despertar ese anhelo por compartir algo para algunos tan importante como es su preciado boleto de navidad, hay que ser cauteloso con este hecho, tomando las medidas necesarias para evitar futuros problemas ya que, desgraciadamente, y quizás marcado por el individualismo al que hicimos referencia anteriormente, el dinero puede corromper hasta el vínculo más fuerte entre dos personas.
Tomando unas sencillas medidas al comprar el boleto podemos evitar muchos problemas en el futuro;
En primer lugar, el factor humano, es decir, no compartas tu boleto con cualquier persona, busca alguien de confianza. Este puede parecer un consejo muy obvio, pero no resulta raro que compañeros de trabajo o simples conocidos decidan compartir un boleto sin que exista una verdadera relación de confianza entre ambos, de hecho, según un estudio realizado por la Universidad Carlos III de Madrid, tres de cada cuatro españoles comparten boleto en la Lotería de Navidad.
En segundo lugar, hay que ser conscientes de que el boleto es un título al portador lo que significa que cualquier persona puede cobrarlo por el mero hecho de poseerlo.
Una solución fácil y económica es redactar un documento en el que los distintos partícipes dejen constancia de que pertenece a todos conjuntamente. Esto es algo tan simple como hacer una fotocopia del boleto en el que todos los que hayan tomado parte en la compra dejen constancia de ello y lo firmen, no requiere documento público ni presencia de federatario de ningún tipo, es algo que cualquiera puede hacer en casa con un papel, una impresora y un bolígrafo. La regla es clara: “cuanto más detallado sea el documento, menos problemas planteará su cobro”.
Otro medio muy utilizado con este fin y que de forma general se le atribuye la misma validez es llegar a un acuerdo por medio de Whatssapp u otras aplicaciones de mensajería instantánea. Actualmente, la mayoría de conversaciones y acuerdos diarios se realizan a través de alguno de estos medios, pues bien, en caso de que quien tuviera en su posesión el boleto físico procurara su cobro, estas conversaciones han sido aceptadas como medio de prueba, de hecho, el mero acuerdo verbal es válido, el único problema en este caso sería probar que dicho acuerdo verbal ha tenido lugar, por ello se aconseja su transcripción por cualquier medio.
Con estos simples consejos, podremos evitar convertir en una pesadilla un momento tan ansiado y mágico para cualquiera como es el ver los números cantados por dulces voces de infantes plasmado en su boleto de lotería.